Fui a un instituto privado. Fue quince minutos lejos de mi casa. Cada día que conduje sobre la montaña para llegar. El día siempre comenzó lo mismo. Yo nunca quise despertarse. Entonces sería vestido en mi uniforme y el camino para educar. Yo no quise el uniforme porque fue la misma cosa cada día. Ahora comprendo que el uniforme lo hizo más fácil de preparar para la escuela.
Después de que llegara en la escuela yo iría a mi armario y desembalaría todos los libros que yo no necesité para mi primera clase. Entonces como la campana llamó apuraría a mi primera clase. Tuvimos ocho períodos que fueron cuarenta cinco minutos de largo.
El almuerzo estuvo entre cuarta clase y quinto. El almuerzo fue siempre interesante con mi clase. Nosotros sólo tuvimos a doce estudiantes en nuestra clase. Todos nosotros nos sentaríamos alrededor de una mesa juntos. Disfrutamos del almuerzo y nos reímos mucho.
Octavo período fue nuestra optativa y durante seis años yo estuve en el anuario. Por instituto yo fui el redactor. Tuve mucho trabajo para hacer durante octavo período.
Después de que eduque tuvimos las prácticas de deporte. A veces durante el día los equipos saldrían para ir temprano a juegos. Jugué al fútbol, el voleibol, y baloncesto manejado. El instituto no fue demasiado malo pero estoy contento que estoy por ello.
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